lunes, 14 de enero de 2013



LA VIDA DE SAN FRANCISCO DE SALES


Los años convulsionados en Francia, después de la Reforma Protestante, formaron el
fondo de la vida de Francisco de Sales. Nació el 21 de agosto de 1567 de una familia
noble, en el reino de Saboya, situado entre Francia, Italia y Suiza.-- Estudió en el
Colegio de Clermont de los Jesuitas, en París, y en la Universidad de Padua, donde se
doctoró en Derecho Canónico y Civil.

Siendo estudiante en París, tuvo que atravesar la tempestad de una severa crisis
espiritual, al sufrir la tentación de desesperación respecto a la predestinación.

Para su papá, fue una gran decepción que Francisco no aceptara una carrera espléndida
en el mundo, sino que prefiriera el sacerdocio. Después de la ordenación, su  obispo lo
envió como joven misionero a Chablais, región de Saboya, por cuatro años. Allá adquirió
una gran fama por sus folletos en defensa de la fe pero también apenas escapó de un
atentado contra su vida. Sus escritos de esa época fueron publicados con el título de
Controversias y la Defensa del Estandarte de la Santa Cruz. Al finalizar su
apostolado de misionero, había persuadido aproximadamente a 72.000 Calvinistas para
que volvieran a la Iglesia Católica.

Fue consagrado obispo de Ginebra en 1602, pero residía en Annecy (ahora ubicada en
Francia), ya que Ginebra estaba bajo el dominio de los Calvinistas y, por lo tanto,
cerrada para él. Su diócesis se volvió muy conocida en Europa a causa de su eficiente
organización, de su celoso clero y de sus laicos bien esclarecidos -- realización
monumental en aquella época. Su fama como director espiritual y escritor aumentaba.
Lo convencieron  para que reuniese, organizase y difundiese sus muchas cartas sobre
asuntos espirituales y las publicase. Es lo que hizo en 1609,  con el título de
Introducción a la  Vida Devota. Esta se volvió su obra más famosa y, todavía
hoy, se considera una obra clásica que se encuentra en las librerías del mundo entero.
Pero su proyecto esencial fue escribir El Tratado del Amor de Dios, fruto de años
de oración y de trabajo. Éste también continúa siendo publicado en la actualidad.
Quería escribir además una obra paralela al Tratado, o sea, sobre el Amor al Prójimo,
pero su muerte el 28 de diciembre de 1622, a los 55 años de edad, frustró este
proyecto. Además de las obras arriba mencionadas, sus cartas, predicaciones y
coloquios ocupan cerca de 30 volúmenes. El valor permanente y la popularidad de sus
escritos llevó a la Iglesia a concederle el título de Patrono de Escritores y
Periodistas Católicos.

Francisco aceptó en su casa a un joven con dificuldad de audición y creó un lenguage de
símbolos para posibilitar la comunicación. Esa obra de caridad condujo a la Iglesia a
darle otro título, o sea, el de Patrono de los de Difícil Audición.

Junto a  Santa Francisca de Chantal  fundó la Orden religiosa de las Hijas de la
Visitación de Santa María, conocidas por la simplicidad de su regla y tradiciones y por
su apertura especial a las viudas.  Fue a través de la perseverante insistencia de una
de estas hermanas, unos 250 años más tarde, la Madre María de Sales Chappuis, que un
sacerdote de Troyes, en Francia, Luis Brisson, fundó a los Oblatos de San Francisco de
Sales, una comunidad de sacerdotes y hermanos, dedicados a  la vivencia  y
divulgación del espíritu y de las enseñanzas de San Francisco de Sales. Padre Brisson
fundó también una comunidad de Hermanas con el mismo nombre, las Oblatas de San
Francisco de Sales.


El espíritu y la fama de Francisco y la influencia de sus escritos se extendieron
rápidamente después de su muerte. En 1665 la Iglesia lo declaró santo y le dio el título
excepcional de Doctor de la Iglesia en 1867 - un título otorgado sólo a unos 30 santos
en la historia ---que son famosos por sus escritos. Se celebra su fiesta el día 24 de
enero.

A diferencia de muchos santos C cuyas vidas, repletas de acontecimientos maravillosos,
parecen estar fuera del alcance de cristianos comunes C la vida de Francisco de Sales
no presenta nada de extraordinario. Sus ideales de moderación y caridad, de
gentileza y humildad, de alegría y entrega a la voluntad de Dios son expresados con
una sensatez que anima a los débiles y alimenta a los fuertes, ocasionándole la
reputación de "el Santo Caballero".

Para conmemorar el cuarto centenario de su nacimiento, el Papa Paulo VI escribió una
Carta Apostólica, en 1967, en la cual destacó la conveniente actualidad de Francisco de
Sales para nuestra época moderna. Él escribe: ANinguno de los Doctores de la
Iglesia, más que San Francisco de Sales preparó las deliberaciones y
decisiones del Concílio Vaticano II  con una visión tan perspicaz y
progresista. Él ofrece su contribución por el ejemplo de su vida, por la
riqueza de su verdadera y sólida doctrina, por el hecho que él abrió y
reforzó las sendas de la perfección cristiana para todos los estados y
condiciones de vida. Proponemos que esas tres cosas sean imitadas,
acogidas y seguidas.@



EL ESPÍRITU DE SAN FRANCISCO DE SALES


(extraído de sus escritos)

No esperes con miedo las alteraciones y más alteraciones de esta vida; más bien
enfréntalas con la firme esperanza de que, cuando surjan, Dios, cuya criatura eres tú,
te librará de ellas.

Sólo confía en Él y Él continuará conduciéndote seguramente a través de todo. Donde no
puedas caminar, El te cargará en los brazos.

No te preocupes por lo que pueda ocurrir mañana; el mismo Padre eterno que cuida de
ti hoy, se encargará de ti mañana y todos los días. Te protegerá del sufrimiento, o te
dará la fuerza infalible para suportarlo.

Quédate, pues, en paz, y aleja todos los pensamientos de angustia.

Anímate y transforma los problemas en materia para tu progreso y madurez.

Piensa muchas veces en Nuestro Señor, pues Él te ayudará a soportar tus problemas.
Sólo acordándote de que tienes tal amigo, todos ellos serán  incapaces de conmoverte,

Hazlo todo con calma y en paz. Realiza cuánto puedas, hazlo tan bien como seas capaz.

Procura ver a Dios en todas las cosas sin excepción, y disponte a  hacer su  voluntad
con alegría. Hazlo todo para Dios, uniéndote con Él por palabras y obras.

Camina muy simplemente con la Cruz del Señor y ten paz contigo mismo. Pasarás por
toda tormenta con seguridad, mientras tu confianza se fije en Dios.

No pierdas tu paz interior por nada, aún si todo tu mundo parece venirse abajo. Si te
das cuenta que te alejaste de la protección de Dios, conduce tu corazón de vuelta a Él
tranquila y simplemente.

Haz todas las cosas en nombre de Dios y lo harás todo bien. Ya comas o bebas, trabajes
o descanses, ganarás mucho a los ojos de Dios, al hacer todas esas cosas como Él
quiere que sean hechas.

Acontezca  lo que sea, no te desanimes; asegúrate firmemente en Dios, mantente en
paz, con confianza en su amor eterno por ti.


 

Una Santidad Práctica


La Espiritualidad Salesiana para Hoy

Una introducción general a la Espiritualidad Salesiana

"Donde quiera que estemos, podemos y tenemos que aspirar a una vida
perfecta." Así escribió Francisco de Sales (1567-1622), obispo y doctor de la Iglesia,
hace casi 400 años en su clásica obra espiritual: La Introducción  a la Vida Devota.
Escribiendo primeramente para los laicos, Francisco enfatizó que Dios llama a todos a
la santidad. La santidad es posible y, porque Dios la quiere, seguramente ayudará a los
que procuran llevar una vida santa.

Junto con su amiga espiritual, Santa Juana de Chantal (1572-1641), Francisco mostró
cómo las personas en todos los estados de vida pueden crecer en santidad. Sus ideas
llegaron a ser conocidas como la ESPIRITUALIDAD SALESIANA. Como otras escuelas de
espiritualidad cristiana, la espiritualidad salesiana ayuda a los creyentes a desarrollar
una relación más profunda con Dios por medio de Jesucristo. Sus características
distintas surgen de los elementos particulares que ella enfatiza. Esa obra - no siendo
de forma alguna la única que trata de la Espiritualidad Salesiana - destaca esos
elementos principales. Esperamos que esta síntesis de la Espiritualidad Salesiana anime
a los lectores a explorar su riqueza para sí.

Creados a imagen de Dios

Creados a imagen y semejanza de Dios, todos somos llamados a la misma finalidad: la
unión con Dios. Reconociendo eso, tratamos a cada persona con respeto, hasta con
reverencia. En medio de una sociedad violenta - revólveres y cuadrillas en las calles,
abusos de mujeres y niños en los hogares, los pensamientos y palabras rabiosas que
nos nacen en el corazón - la Espiritualidad Salesiana nos invita a la amabilidad.

Somos amables, primeramente hacia nosotros mismos. Francisco nos aconseja no
alarmarnos  y desanimarnos por nuestras caídas, sino, por el contrario, a levantarnos
después de ellas. El aconseja: "sé paciente con todo el mundo, sobre todo
contigo mismo." La amabilidad hacia nosotros mismos conduce a la amabilidad hacia
los demás. Aprendemos a abandonar actitudes de juez y volvernos más
misericordiosos. El deseo de venganza o represalia - el origen de tanta violencia en el
mundo - cede espacio al perdón. Nos volvemos hacedores de paz en el hogar y en la
sociedad.

La Espiritualidad Salesiana reconoce que cada persona es única e irrepetible. Ya que
cada uno tiene un carácter diferente y dones diversos, la santidad será diferente
para cada uno de nosotros. ¿Cómo, entonces, me vuelvo santo? De manera muy
simple, dice Francisco de Sales, al cumplir la voluntad de Dios. Él exhorta: "No desees
ser sino lo que tú eres e intenta serlo a la perfección." Reconociendo que la
voluntad de Dios es encontrada en nuestra vocación o estado de vida, la Espiritualidad
Salesiana enfatiza la importancia del cumplimiento de los deberes comunes de nuestra
vocación - un verdadero reto para los hombres y mujeres de hoy. Agobiados por las
exigencias de la familia y de los negocios, acosados por problemas económicos,
preocupados con el porvenir, podríamos sólo desear salir corriendo - imaginariamente,
o de hecho. Tal vez pudiéramos encontrar a Dios en circunstancias menos
desasosegadas!! Francisco, sin embargo, nos recuerda que Dios está cerca de nosotros
en las ocupaciones de nuestra vocación. "No es la tranquilidad que trae a Dios
cerca de nuestro corazón; más bien es la fidelidad de nuestro amor," dice
él.

El cumplimiento de la voluntad de Dios reclama discernimiento continuo en espíritu de
oración. En el pensamiento salesiano, el discernimiento implica un cierto equilibrio. Por
un lado, necesitamos una determinada apertura o flexibilidad para responder cuando el
Espíritu Santo nos llama a modos nuevos de pensar y actuar. Por otro lado, la
perseverancia en la vocación de uno es esencial para el crecimiento espiritual.
Francisco recuerda: "Así como un arbusto que es transplantado
frecuentemente no puede echar raíces, y, consecuentemente no puede llegar
a la madurez y producir el fruto deseado, así el alma que transplanta su
corazón de un plan a otro plan no puede desarrollarse o crecer en
perfección, ya que la perfección no consiste en comienzos sino en
cumplimientos."

Todo por Amor

¡La Espiritualidad Salesiana nos desafía a volvernos santos! La Espiritualidad Salesiana
es descrita muchas veces como una "espiritualidad del corazón", el corazón divino
y el humano ocupados en amor apasionado de una a otro . Solo el amor motiva y
sostiene nuestra búsqueda de santidad. "Todo por amor, nada a la fuerza," nos
insta Francisco.

Pero el amor es un emprendimiento duro. Requiere sacrificio y desprendimiento. En una
época que super-enfatiza la realización personal y auto-cumplimiento, la Espiritualidad
Salesiana indica un rumbo distinto. Nos llama a la disciplina interior, a una práctica
consistente de las "pequeñas virtudes": paciencia con padres ancianos o jóvenes
rebeldes, amabilidad y humildad con los amigos y colaboradores, y sencillez en nuestro
modo de vivir. En el silencio de nuestro corazón, aprendemos a entregarlo todo a Dios, a
morir a nosotros mismos, a vivir totalmente para Jesús. La idea salesiana reconoce que
el progreso espiritual aumenta lentamente y, frecuentemente, a costo de mucho. No
obstante, también reconoce que, al volver nuestro corazón a Dios, al cumplir su
voluntad, encontramos nuestra mayor felicidad y realización.

 El momento presente

Sólo disponemos del momento presente, el aquí y ahora, en lo que hemos de responder
a Dios. Pero concentrarse en lo presente puede ser difícil. Podemos lamentar acciones
del pasado, o atormentarnos sobre el futuro incierto. Hasta recuerdos positivos o
sueños sobre tiempos felices venideros pueden distraernos de las oportunidades en lo
presente. ¿Cómo Dios se me manifiesta en este instante? ¿Cómo puedo responder con
una palabra o acción de amor? Si estamos indebidamente preocupados sea con el
pasado, sea con el porvenir, tal vez nos escape cómo Dios nos está invitando a estar
con Él, ahora mismo. En vez de esto, la Espiritualidad Salesiana  nos invita a confiar en
la Providencia de Dios. O Dios nos protegerá de mala suerte, o nos dará la fuerza para
sobrellevarla. Con confianza podemos "depositar nuestras preocupaciones en Dios,
pues Él toma a su cuidado todo lo que abandonamos en sus manos".

Crecimiento Espiritual por Medio de Relaciones

La Espiritualidad Salesiana tiene mucho que ver con relaciones personales; ella es
consciente de que el progreso espiritual surge en y por medio de relaciones. Dentro de
la familia, por ejemplo, somos desafiados a crecer diariamente en las pequeñas
virtudes. Al desempeñar tareas comunes - de limpiar, de cocinar, de ayudar en los
deberes, planear un cumpleaños - con amor extraordinario, encontramos a Dios. Nos
volvemos realmente como Jesús, si seguimos su ejemplo de servicio generoso.

La espiritualidad personal aumenta en la comunidad cristiana. Cuando nos encontramos
para escuchar la Palabra de Dios y celebrar su presencia, somos estimulados por la fe y
la entrega de los otros. Nos desafían a brindar nuestros dones a la comunidad y a ir
más allá delas preocupaciones personales en pro del bien común.

Dentro de la comunidad pueden desarrollarse ciertas amistades espirituales. La
Espiritualidad Salesiana aprecia tales amistades como un don de Dios. Enamorados ya
con Dios, los amigos crecen en amor mutuo y expresan este amor en servicio generoso,
y muchas veces creativo, a la comunidad - de hecho, al mundo. En su amistad duradera,
San Francisco de Sales y Santa Juana nos dieron un modelo de verdadero amor fecundo
que afectó la vida de innumerables personas. Los amigos espirituales nos retan y
sostienen; evocan lo que hay de mejor en nosotros; nos muestran el rostro de Dios.

Optimismo Salesiano

Cuando el miedo y la duda nos agobian, la Espiritualidad Salesiana nos indica señales de
esperanza - sí, hasta de alegría. Sin duda, el pecado y sus efectos terribles entraron en
el mundo. Pero el pecado no tiene la palabra final. Dios dijo la palabra final en Jesús.
Jesús nos ofrece la gracia para realizar nuestras potencialidades humanas; para
volvernos amantes de Dios y del prójimo; para crecer en perfección; y volvernos
santos! Por su confianza en la Providencia de Dios y sabiendo que Dios lo dirige todo
hacia el bien, la Espiritualidad Salesiana irradia optimismo. Sea en medio de grandes
pruebas, sea en grandes alegrías, nuestro corazón puede estar en paz, seguros en la
certidumbre de que "el mismo Dios que toma cuidado de nosotros hoy,
cuidará de nosotros mañana y siempre."

 CÓMO EMPEZÓ TODO...

 LOS OBLATOS DE SAN FRANCISCO DE SALES
 Ella tenía 50 años; él, 26. Ella era una religiosa de clausura. Él, sacerdote diocesano. Ella ya tenía
celebrado su  Jubileo de Plata. Él fue ordenado hacía sólo 3 años. Ella era la Madre María de Sales
Chappuis de la Orden de la Visitación de Santa María. Él, Padre Luis Brisson, un sacerdote de la Diócesis de Troyes, en Francia.
 Sería interesante conocer  los pensamientos que cruzaban la mente de ellos aquella mañana del
día 11 de octubre de 1846, cuando Padre Brisson se presentó a la Madre María de Sales, la
Superiora del monasterio de la Visitación en Troyes. Él era el capellán, recientemente nombrado
para las monjas y las niñas del pequeño pensionato, ligado al monasterio.Lamentablemente,
ninguno de los dos parece haberse tomado el tiempo para registrar sus pensamientos de aquel
día. Mientras tanto, no hay duda de que, a partir de aquel momento, durante los 32 años
siguientes hasta la muerte de ella a los 82 años, la vida de los dos iba a estar muy relacionada.
 Si se tuviera que describir la relación de los dos en pocas palabras C por lo menos en el comienzo
C se podría decir que era una relación de persistencia versus resistencia. Ella persistiendo, él
resistiendo. No es que no la estimara muchísimo, una mujer de fe profundísima, una santa
viviente. El problema era que ella tenía un sueño, una inspiración que cambiaría radicalmente la
vida de él, y él no estaba dispuesto a cambiarla. El sueño de ella podría ser trazado hacia atrás
casi 200 años hasta encontrar --  otro sacerdote y -- otra monja. El sacerdote era el Obispo San
Francisco de Sales. La religiosa era Santa Juana Francisca de Chantal. Los dos fueron los
fundadores de la Orden de la Visitación de la que la Madre María de Sales era  miembro. Aquellos
también compartían un sueño, el de fundar un grupo de sacerdotes y hermanos. Después de la
muerte de él en 1622, Santa Juana resolvió empezar un grupo así, una congregación masculina que
llevaría adelante el trabajo de San Francisco de Sales. Trabajaba mucho para ejecutar esa visión
de un grupo de hombres que, por encima de todo, serían formados en las enseñanzas de San
Francisco de Sales. Los sueños de Santa Juana no habían de realizarse; quedó reservado para --
otros dos: el Padre Brisson y la Madre María de Sales.

Hay --  cantidad de pequeñas informaciones, una serie de diversos elementos que podrían ser
recordados respecto a los años iniciales de los Oblatos, algunos muy capaces de entusiasmar,
otros de constreñir. Es interesante mirar los primeros 5 miembros que se asociaron al Padre
Brisson, componiendo la primera comunidad de los Oblatos: un teólogo que daba grandes
esperanzas   y  un predicador encendido, un ermitaño retirado, y  un hombre enfermizo,
ofrecido al Padre Brisson por el Obispo de Troyes, para que tuviera Aun sitio para morir@ y,
finalmente, un joven enérgico, pronto para conquistar el mundo. Exteriormente tenían muy poco
en común. Interiormente, lo tenían todo en común: el sueño, la inspiración, la visión de ellos. Y<